lunes, 11 de octubre de 2010

ROMANCE DEL AMOR NACIENTE

Fue una mañana de marzo 
de luna llena y ausente.
Las calles estaban quietas.
Ni el murmullo de la gente 
se oía en las aceras.
Sólo tú y yo, frente a frente.

La noche te trajo a mi vera 
como un jacinto en noviembre.
Te me abriste en mis laderas
y te adentraste en mi mente.

Juntos fuimos dos lumbreras.
Dimos luz incandescente
al horror de las tinieblas
de nuestro hastío yacente.
Fuimos tarde, brisa, hiedra,
nardo, beso, vida, muerte…
Fuimos dos barcos de vela,
lecho herido que se vierte,
el cantar de las sirenas,
un tazón lleno de aceite,
dos luminarias de cera,
farolas de un mismo puente, 
la hora dulce de la siesta,
agua fresca y pan caliente…
Desde entonces, con tus manos
vas escarvando mi vientre
dejando abierta mi alma,
que salta como una fuente.

Fue una mañana de marzo,
de luna llena y ausente.
Yo te dí mi vida entera,
Tú me diste tu amor latente.

Fuengirola, 31 de mayo de 2008

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