miércoles, 8 de octubre de 2014

DÉJAME

Déjame mis coplas para cantarlas
Deja mi poema en la pluma para escribirlo,
que mis versos me emocionen y te emocionen
y mis pasos se llenen de mil caminos.
Deja mi brillo oculto para mis noches.
Deja que mi pena llore todas sus lágrimas.
Deja que mis perdones olviden todo,
que se queden agazapados en esta calma.
Deja mi paz en paz, no te interpongas,
no viertas mi mansedumbre en este enojo.
Deja que mis bosquejos tomen su forma,
que me asombre la Vida si es su antojo.
Deja que mis mañanas tengan caricias.
Deja que mis miradas continúen limpias.
Deja que sus besos me besen siempre,
que mis labios le den los míos y mis primicias.
Déjame vivir lo no vivído,
recorrer aquella acera nunca pisada,
quiero saber hasta donde llega.
Quizás me encuentre con una playa
donde nadar desnudo con las estrellas
o contemplar la luna desde una barca.
Déjame con mis sueños recién nacidos
y que viva los viejos que una vez tuve.
Cierra los ojos, no digas nada
porque iré por senderos que nunca anduve.
Deja que mis labios tengan palabras,
que mis ojos miren lo no mirado,
que el polvo que contengan mis dos sandalias
me hagan saltar los muros nunca saltados.
Deja que mi risa ría lo no reído.
Deja que mi boca diga lo nunca dicho.
Deja que mi piel sienta lo no sentido.
Déjame por fin gemir lo no gemido.
Deja que mi duelo sea el más oscuro,
que mis lágrimas me rajen como un cuchillo.
Deja que me saque el corazón si es necesario.
Necesito recogerme en lo más íntimo.
Véte, desaparece, no estés tan cerca.
Déjame solo ya, sin más litigios
que me impida rebuscar en mis bolsillos
el pañuelo que guardé para llorarla.
Alísame la tierra del camino.

Fuengirola, 8 de octubre de 2014