miércoles, 13 de octubre de 2010

MALAGUEÑA DE SEVILLA


¿Qué te pasa a ti en la voz
que se te agrieta cantando?
De lágrimas y corazón
Dios te la fue fraguando.
Fuiste La Niña de Agualucero
y Maestra Giraldilla,
Embajadora de España
y María Maletilla.
Fuiste Torre de Coplas
en el Café del Taranto.
Fuiste Carrusel de España,
Cabalgata y Torre de Arena,
donde la zambra y el tiento
se convirtieron en llanto.
Fuiste Contrabandista de luceros
y La de la calle Pureza.
Fuiste Rosa veneno
y Marquesita cordobesa.
Desde la mina cantaste
los Tientos del pregonero
y En el quicio de mi puerta
entonabas "Compañero".
Cantaste a Las torres de Cádiz
y al florido Patio Banderas
y en El corral de los artistas
cantaste "Quién dijo pena".
En una esquina cualquiera
fuiste María de la O,
La Parrala, La lirio,
María Consolación,
Rosa Malena y La loba,
La Mejorana y Paloma Limón.
Fuiste Alondra del cielo,
Calandria y Lola Alegrías.
Fuiste Rosa la del Tiemblo
y Cuchiyito de agonía.
Fuiste Carillón de Córdoba,
La farola y Rosa de Lima,
Martirio la Cantaora,
La Corales y Cautiva.
¿Y qué más he de decirte?
que tus coplas me dominan,
que hacen galopar mi sangre
igual que una yegua herida,
como un toro desmandado
protegiéndose su vida.
Tu garganta es el sollozo
de helénicas torres de arcilla
y un glosario de amarguras
a mil arpas adheridas.
No fuiste cantaora
¡lo eres!
Y lo serás mientras vivas.
Mientras exista una guitarra,
una zambra y una mantilla
existirá Marifé de Triana:
una malagueña de Sevilla.

21 de abril de 1997

Escrito para el homenaje que se te dio en la Peña Bonaire de Málaga, y que fue entregado al presentador para que lo recitase, pero el tiempo andaba muy ajustado y no pudo ser. Pero bueno, ahí lo tienes, querida y admirada Marifé.
Nunca olvidaré el 3 de mayo de 1974, fue la primera vez que te ví, recuerdo que fue en el pequeño teatro de la Plaza de Andalucía del Tívoli -el teatro actual aún lo estaban construyendo- recuerdo que cantaste "Esclava de tu amor" -una copla que poco antes estrenaste y que luego se hizo muy popular-, y llevabas un vestido negro con tirantas de margaritas. Entré en tu camerino y me atendiste estupendamente -como siempre-. Aquel día era muy importante para mí, pues además de ver a la cantaora más admirada por mí de toda mi vida, era el primer día en que me dieron permiso para ir tan lejos yo solito -yo tenía 14 años en aquel 1974-, pues soy de Málaga y el Arroyo de la Miel, donde está el Tívoli, no pillaba cerca. Mi recuerdo de ese día me lleva a la imagen de dos enamorados paseando por el lago donde está el restaurante chino del Tívoli... érais tú y Jose María. Íbais con tu perrita Osita. Luego te he visto en una infinidad de veces, querida Marifé, incluso comencé a escribirte letras de coplas con la ilusión de que algún día las cantaras -hubiera sido la mayor alegría de mi vida eso-.
Yo cantaba en la radio por aquella época y recuerdo que debuté con "Puñalaítas lentas", unos tientos de tu repertorio... fíjate, con 13 años y cantando una copla de esas... Bueno, me tacharon desde aquel mismo día de antiguo, pero yo seguí en mis trece porque siempre creí que La Copla era -y es- un género maravilloso, y que contiene unas melodías muy bien estructuradas, así como unos letristas que derrochaban todo su corazón en construir un buen poema para ser cantado y que llegara a la gente de todos los niveles,  ya que la copla iba hacia abajo, pero afortunadamente la copla no murió, sigue muy viva. A esa copla le siguieron: "La gente", "Tengo miedo", "Mi pajarito curro", Romance de Zamarrilla", "Marquesita cordobesa", "En una esquina cualquiera..." y muchas más, casi siempre llevaba tu repertorio, adecuando las letras a hombre. Fueron años muy bonitos aquellos en que principiaba mi adolescencia.
Marifé, gracias, querida mía, por haber sido la música de mi casa, de mi garganta, de mis recuerdos...
Te quiero mucho, muchísimo. Cuánto hubiera dado yo haber sido amigo tuyo, pero siempre que te he visto me he frenado mucho, era un tanto tímido.
Un beso enorme, muy, muy grande, y un saludo muy afectuoso a Jose María -tu eterno enamorado, pues vuestro idilio es...una hermosa historia de amor, sin final, sin ese "The end" del final de las películas.

    Las palabras supracitadas se escribieron hace muchos años. El 13 de marzo de 2007 al mediodía sonó el teléfono. Yo dormía porque había trabajado de noche.
    -Dígame... -descolgué somnoliento-
    -Hola, ¿Manolo? -dijo una voz femenina, clara y amable.
    -Sí, ¿quién es?
    -Soy Marifé.
    Me quedé estupefacto, no me podía creer aquello. Me llamó para agradecerme  haber escrito este poema que os acabo de poner, que le llegó a sus manos y logró conseguir mi teléfono.
    Desde entonces hemos hablado muchísimas veces durante horasm es una gran interlocutora, una mujer muy culta y con una conversación muy variada. Es una mujer entrañable por su sentido del humor y sencillez. Y ahora sí me considero su amigo, algo que veía a mil años luz.

No hay comentarios: