martes, 12 de octubre de 2010

ROMANCE DE LAS CUATRO LUNAS


¿Qué le pasa al alma tuya
que en la noche se desangra?
¿Dónde fueron tus tequieros
y tu sonrisa de nácar?
Se fueron un día solos
allá donde nace el alba,
a aquel lugar lejano
detrás de las montañas.
Una noche desperté
y hallé vacía mi cama,
sin su cuerpo de trigo dormido
y aún caliente su almohada.
Salté como una loca
igual que si me clavaran
alfileres en los pechos
y en mitad de la garganta.
La ventana estaba abierta,
con los visillos de gasa
volando por toda la alcoba
como dos palomas blancas.
Y me asomé sin aliento,
como si aquello me ahogara,
con el temor en la sangre
de una sospecha saciada.
El resplandor de la luna
me clavó una puñalada
cuando ví a lo lejos dos cuerpos
que del pueblo se alejaban.
No lloré ni grité su nombre.
Aquello me lo esperaba,
estaba en la boca de todos,
era una muerte anunciada.
Pero aunque yo sabía de más
que era a ella a quien amaba,
que la nombraba hasta en sueños
mientras yo me marchitaba
con aquel nombre en mi oído
que con rabia me tapaba,
siempre me dormía soñando
que su corazón cambiara.
Y aquí sigo en esta alcoba
que dio vida a mis entrañas,
con su semilla creciendo
como crece la retama.
Dentro de cuatro lunas
lo tendré sobre mi cama.
De gozo clamará mi boca
cuando yo bese su cara,
cuando lo meza en mis brazos
y lo duerma con mis nanas.
Ahora sólo quiero llenarme
de sol, de alegría, de agua
y enterrar esta desdicha
que aún contiene mi calma.
Dentro de cuatro lunas
lo tendré sobre mi cama.
Ensayaré mil sonrisas
desde que despunte el alba.
Y si en medio de la noche
el dolor me despertara
yo seguiría riendo
esperando la mañana.
¿Que qué le pasa al alma mía
que en la noche se desangra?
¿Que dónde fueron mis tequieros
y mi sonrisa de nácar?
Regresaron a mi vida
desde donde nace el alba,
desde aquel lugar lejano
muy detrás de las montañas.
El Este a mí me ha ofrecido
la aurora de la esperanza
y una vida que en mí galopa
como una yegua desbocada.

Fuengirola-Málaga, 22 de febrero de 2002.

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