miércoles, 20 de octubre de 2010

HOY MURIÓ LA NOCHE OSCURA DE TU ALIENTO

Ayer necesitaba tu pañuelo
y hallé sólo las estepas de tu espalda,
cuando mendigaba de tu oído,
el sepulcro de tus noches y tus días,
tu desdén que hirió mi paz como una espada,
tu bravura y tu estudiada hipocresía.
Hoy pude advertir cómo mis ojos
despertaron de la sombra en que yacían.
Pude ver con pena inmensa el rastro pobre
que dejó sobre mi puerta tu apatía.
Hoy no necesito de tu oído,
ni de aquel jardín que tanto florecía.
Hoy murió la noche oscura de tu aliento
convirtiéndose en pausado mediodía.
Ya dejaron de hacer surcos con sus uñas
tus palabras sobre mi alma dolorida.
Ya perdieron su poder, no me hacen daño.
Se salieron para siempre de mi vida.

Fuengirola, 24 de abril de 2002.

No hay comentarios: