lunes, 11 de octubre de 2010

NO ME SAQUES DE TU ALMA

Qué barbaridad, cómo pasa el tiempo, parece que fue ayer cuando un muchacho de veintitres años escribió este poema. Son los años que yo tenía en aquella primavera de 1983...


Hace poco que yo existo.
Tan sólo cuatro meses tiene mi alma.
Tuve miedo, mamá.
¡Querías abortarme sin decirme nada,
sin darme siquiera un beso,
sin sentirme en tus entrañas!
Querías escapar de mí,
sacarme de tu alma.
Más de una vez
sentí que me pegabas,
que reñías contigo misma
y decías que me odiabas.
¡Qué asustado estaba yo...
cuánto temía al mañana...
cuánto frío sin sentir
el calor de tus miradas...!
Sin sentir una caricia
me dormía en una lágrima.
Tenía tantas ganas de nacer,
de sentir tu boca en mi cara,
que me entró mucha desdicha
al saber que no me amabas.

Te fueron mejor las cosas.
¡La alegría recobrabas!
Y día a día, con esfuerzo,
tu gran pena mitigabas,
¡Siento que voy creciendo,
que mi cobijo se ensancha!
Y tras tu piel de paloma,
y entre la luz que me llama,
noto tus manos azules
que acarician mi morada.

Pronto veré tus ojos
cincelados en tu calma,
y en tu tez de fino mármol,
cifraré, madre mía,
mi confianza.

Fuengirola, 13 de mayo de 1983.

No hay comentarios: