martes, 12 de octubre de 2010

NO ME DUELE

    Afortunadamente, nadie es imprescindible en esta vida para uno seguir adelante. Hasta que eso no se llega a comprender bien uno puede pasarlo muy mal, porque el centro de tu vida es esa persona y nadie más.
    Es maravilloso cuando la venda se despega de nuestros ojos, y nos damos cuenta que la gurripata que nos ha tenido enfermos de amor se reduce a eso tan sólo: a gurripata. Uno piensa que la casa se queda vacía, que hemos sido abandonados... pero luego, cuando sanamos, lo único que sentimos es que nos hemos quedado como perro que le quitan... no pulgas, sino garrapatas, jajajaja. Son tan presuntuosas que creen que son necesarias en nuestras vidas, y lo único que hacen con esa actitud es que han perdido el tren con uno, un tren inalcanzable e inigualable. Jamás llegarán a ser amadas en su vida con la misma intensidad y verdad.
    Ahí va este poema que me hizo comprender tantas cosas, y que me hizo reaccionar para continuar con lo más importante: que no sintiera en absoluto la necesidad de esa persona nunca más en mi vida. Estas reflexiones he querido plasmarlas en este blog para que cualquier persona que haya sido abandonada por el ser que más ama en la vida, que no se sienta perdida, que hay muchas más personas candidatas al corazón de uno, de muchísima más calidad, y menos complicadas que esas pejigueras, que lo único que hacen es complicarnos la vida y amargánosla. Así que si os sentís solos y perdidos por una ruptura...¡nada de eso! a espabilarse, a arreglarse bien y a por esa nueva persona. Y recordad: NADIE EN ABSOLUTO ES IMPRESCINDIBLE. ¿De acuerdo?
    Sobre todo... que el rencor que quizás se sienta se disipe, no es saludable. Dicen los médicos que el rencor causa cáncer...
YA NO DUELE

Ya no duele ni el silencio ni tu ausencia.
No me duele que la casa esté vacía.
Ya no duele que no tenga tu presencia
ni esos besos que en mi boca tú ponías.

Ya no duelen los proyectos no alcanzados.
No me duele no sentir más tus caricias.
Ya no duele que por ti yo haya llorado
el veneno de la pena más inicua.

No, ya no me duele...
No me duele.

Málaga, 27 de julio de 2004

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