lunes, 11 de octubre de 2010

MENTIRA

Mentira en tu risa absurda.
Mentira en tus ojos negros,
en ese regalo de ayer
que me diste con un beso,
beso que helaron mis labios,
lo mismo que tus tequieros.
Tequieros sin un latido
e impregnados de tu cieno.
Mentira en la madrugada,
de tu cuerpo y de mi cuerpo,
en tus caricias sin sangre,
en tus abrazos de hielo,
en la ausencia de tus tardes
y en tus frecuentes paseos.
Mentira en tu boca cerrada
cuando vienes de regreso,
en tu rostro de pecado,
en la punta de tus dedos,
en lo incierto de tus pasos
y en el mar de mis silencios.
Oh, Dios mio, esta mentira
me está secando los huesos,
me achicharra sus candelas
la raíz del pensamiento
y hasta el alma me destroza
devorando mis adentros.
Cuánta mentira en tu aroma.
cuánta mentira en tu aliento,
al no mirarme a los ojos,
en tus torpes argumentos.
Y mientras tanto, yo sigo
medio vivo y medio muerto
tragándome hasta las piedras
de tu ilícito secreto,
repitiéndome con rabia
que te quiero y no te quiero,
que sin ti ya no soy nada,
que contigo te aborrezco.
Oh, la sombra en mi sospecha,
la oscuridad de mis celos.
Pon en mi oído su nombre,
que me sirva de veneno,
de aguijón en mi carne abierta,
de muerte, sudario y féretro.

Fuengirola, 19 de febrero de 2006

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