lunes, 11 de octubre de 2010

HOY QUIERO DECIRTE

Padre mío,
hoy quiero decirte
de mis lágrimas extinguidas,
de mi pena masacrada,
de mi encono abatido,
de mi rabia endulzada en tu miel.
Hoy quiero decirte
que tú limpiaste mi camino,
me alumbraste
lo que antes fue espesura de tinieblas,
donde mis ojos brumosos
tropezaban sin consuelo
en aquella estepa,
en la que mi grito callado se perdía,
se moría latido a latido.
Padre mío,
quiero decirte
que sin ti hoy yo no sería,
también me hubiera extinguido
en la ciénaga de la sordera,
de la ceguera de los demás,
de la mano insolidaria,
mezquina y avara.
Tú tatuaste
el gozo en mi corazón
y, aunque aún no esté forjado,
sigues templándolo en la fragua de tu amor
para acrisolarlo y hacerlo firme.

(También tiene sus añitos este poema.)

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