martes, 12 de octubre de 2010

DELIRIO

Esta tarde sentí un escalofrío
de dagas desnudas en mi cuello,
recordando tus labios en los míos,
tus besos que apagaron mi resuello.
Mi piel vibraba entera por tu olvido.
Sentí que fue mentira todo aquello. 
Qué solo me encontré, cariño mío,
al ver mi cuerpo inerte sin tu cuerpo.
Salí a la calle solo enloquecido
llamándote sin voz en mis adentros.
Mis sienes reventaban sin latido.
Mi boca se quedaba sin aliento.
Buscándote sin alma en mi martirio
andaba sin andar, igual que un muerto.
Sentí la burla inicua de los niños
al verme dando pasos de muñeco.
"Decídme, por favor, si lo habéis visto.
Contádme si sabéis su paradero.
Hacédlo, y llenaré vuestros bolsillos
de canicas de cristal y caramelos.
Mirad, mirad su nombre en este anillo.
Sus ojos son azules como el cielo,
su voz, como la carne de membrillo,
y es como un gitano de moreno"
Y así pasé la tarde en mi delirio,
hablándoles de ti hasta a los perros.
Amor, regresa a mí, te lo suplico.
Devuélveme el sentido con tus besos.

Fuengirola, 27 de abril de 2006

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