sábado, 2 de abril de 2011

DÉJAME LLORAR MI LLANTO

 Déjame llorar mi llanto,
que caigan sobre mí mis lágrimas,
que conviertan mi gemido en canto
y vacíen de dolor mi alma.
Déjame llorar, te pido,
no evalúes la razón, sin calma.
Déjame este instante a solas
que me quiero achicharrar la cara.
Luego vuelve y te diré el por qué,
el motivo de este ardor que tanto abrasa,
que me deja el corazón abierto
como un vidrio que me corta y me traspasa.
Déjame llorar, mi vida.
No impacientes tu volver a casa.
Vuelve luego, cuando ya me haya calmado,
cuando el suspiro se desmaye en mi garganta.
Sólo entonces querré darte mi cordura.
La locura es lo que ahora me cabalga.
Tómate una copa en el bar de abajo,
da una vuelta por la calle o por la plaza.
Y cuando oigas mi llamarte a gritos
asomado como un niño a la ventana
vuelve a mí, que querré darte mi vida,
mi sonrisa y mi canción enamorada.
Sólo quiero recrearme en esta dicha,
saborear en lo más íntimo, estas ansias,
convencerme una vez más que estoy despierto
y relamer el grito azul de mis entrañas.

Fuengirola, 2 de abril de 2011