Ya los naranjos
se han vestido de nieve.
Todo huele a primavera.
Pronto, los chilindros melancólicos
volverán a adornar los patios.
Los alhelíes
alfombrarán los jardines
de malvas y azules,
y mis ojos volverán a sonreir.
Los cerezos pronto darán su fruto
como pequeños corales al sol.
Ya comenzarán los paseos
a ser expectadores del amor,
a presenciar besos robados
y a sentir el rubor
que sienten los que se aman en silencio,
y mis ojos volverán a sonreir.
La tarde se pinta de arco iris
bajo un fondo de lluvia y sol
y las golondrinas cantarán al unísono
presintiendo que el invierno
quedó atrás un año más,
y mis ojos volverán a sonreir.
Fuengirola, 28 de marzo de 1993.
se han vestido de nieve.
Todo huele a primavera.
Pronto, los chilindros melancólicos
volverán a adornar los patios.
Los alhelíes
alfombrarán los jardines
de malvas y azules,
y mis ojos volverán a sonreir.
Los cerezos pronto darán su fruto
como pequeños corales al sol.
Ya comenzarán los paseos
a ser expectadores del amor,
a presenciar besos robados
y a sentir el rubor
que sienten los que se aman en silencio,
y mis ojos volverán a sonreir.
La tarde se pinta de arco iris
bajo un fondo de lluvia y sol
y las golondrinas cantarán al unísono
presintiendo que el invierno
quedó atrás un año más,
y mis ojos volverán a sonreir.
Fuengirola, 28 de marzo de 1993.
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