martes, 12 de octubre de 2010

Y APARECEN LAS PALOMAS

Mira cómo tengo los labios
de decir tu nombre al viento.
Mira cómo tengo los ojos
de llorar sin un lamento,
sin un gozo que llevarme a la boca,
sin el jardín de tus recuerdos.
Mira cómo tiemblan mis manos
tan vacías sin tu cuerpo,
sin caricias que se duerman
en tu piel de trigo nuevo.
Cómo se oscurece todo
sin tu luz, sin tus tequieros
que embadurnan mis oídos
con tu voz, que es mi tormento.
Nadie conoce la pena
que tenemos tan adentro.
Ni nuestra gente si quiera
sabe lo que nos queremos.
Y a mí se me parte la vida
sin tu beso y sin mi beso,
hasta con la sangre abierta
de querer como te quiero.
Ay, tortura de mis horas,
de mis días, que son negros
como una noche sin luna,
sin farolas ni luceros.
Pero viene la mañana
y me enciendo en nuestros sueños
y aparecen las palomas
que vinieron al encuentro
de dos latidos perdidos,
de dos bocas sin aliento.
Soy caballo en tus llanuras,
calma, llanto, desespero,
risa, luz, canción y oído,
trenza firme entre tus dedos.
Soy pomada que te cura,
alcoba para tu miedo,
saliva para tus llagas,
cristal roto para tu encierro.
Soy la brisa de tu boca,
el cofre de tus secretos,
verbo herido en tus congojas
y silencio en tus silencios.

Mira cómo tiemblo todo
de tanto como te quiero.

Málaga, 24 de septiembre de 2005

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