martes, 12 de octubre de 2010

VINO CON HAMBRE ATRASADA

    Este romance está dedicado a un joven de Canarias que hace años ingresó en prisión, cuando ya estaba llevando una vida normal e integrado en la sociedad. Eso no le importó a la Justicia y de todas manera fue recluído.
    A tí, Juan Salvador Gaviota (A Javi).


Eres paloma sin parque,
llovizna que pronto acaba,
arco iris sin colores,
sin sol, sin lluvia, sin nada.
En el mar yace sin fuego
una estrella que brillaba.
Se desprendió de tu cielo,
del calor de tu mirada,
pero aún late su pulso
sin sentir la madrugada,
sin oír la sinfonía
de tus palabras pasadas,
sin sentir tu voz de espuma
ni tu presencia anhelada.
Las demás brillan por ella
para enjugarle las lágrimas
mientras se desperezan
con sus pañuelos de malvas.
Desde lo negro la observan
en silencio, allí colgadas,
esperando su sonrisa
y un resquicio de esperanza.
Pero aunque la pena la vence
no se dan por enteradas,
continúan cabalgando
por los caminos del alba,
quieren derramar su fuerza
casi vencidas y exhaustas
para que siga brillando
quien te sufre sobre el agua
de un mar tenebroso y oscuro
sin corales y sin barcas.
 
Los días ocurren sin prisa
en tus ventanas cerradas,
en tus herméticas puertas
y en tus paredes sin alma.
La justicia está de fiesta,
vino con hambre atrasada.
Sigue siendo el pan de ella,
que no se conmueva tu calma,
que afuera están tus lumbreras
iluminando tu casa
como antorchas encendidas
esperando tu llegada.
Duerme tranquilo de noche
y sueña con la alborada,
con las palomas que un día
alegrarán tus mañanas.

Fuengirola, 12 de mayo de 2002.

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