martes, 12 de octubre de 2010

VENGO DE UNA TIERRA

Vengo de una tierra
de sal y espuma,
de mar,
de amaneceres cálidos,
de noches fragantes,
de atardeceres,
de jazmines y dompedros,
de gente reunida
a las puertas de las casas,
de sonidos de guitarra,
de paseos por la orilla,
del olor de la cal de los patios
y la sombra de una parra,
de esa hora mágica de la siesta
mientras el estío arde,
de ese agua calentada al sol
para luego derramarla
sobre mi cuerpo de niño.
Vengo de una tierra
con olor a vino dulce,
a aceite nuevo,
a esos chilindros que en mayo
van asomándose por las tapias,
de esa belleza pequeña
de las galas de Francia
que lucen junto a la albahaca
todo el esplendor del verano.
Vengo de una tierra
con olor a salitre,
con ese olor que la bruma
despide en la noche,
con ese sonido
de los motores de los barcos
que parecen diminutas estrellas
que cayeron al mar para alumbrarlo,
con ese faro blanco y alto
que emborracha de luz la bahía.
Vengo de una tierra
con sabor a verdiales,
de esos cantes
que nacieron en sus montes,
de esos chumbos "¡gordos y reondos!"
que pregonan en las tardes de agosto,
tan fresquitos y dulces.
Vengo de Málaga,
de esa tierra vengo.

Fuengirola-Málaga, 16 de abril de 2002

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