lunes, 11 de octubre de 2010

UNA SOMBRA EN MI POEMA

Y ahora, para todos, lo último que he escrito. Lo acabé hace unas horas, antes de que amaneciese, y va dedicado a la pena que siento por lo ocurrido en Nueva York. Espero que os guste.


UNA SOMBRA EN MI POEMA

Sombras.
Sombras en las calles,
en los álgidos latidos,
en la expresión inefable
del que llora al que se ha ido.
Sombras.
Sombras en las casas,
en alcobas y pasillos
del que está sin esperanza
de encontrar lo que ha perdido.
Sombras.
Sombras de la risa
y en los ojos de los niños,
en las trémulas palabras
del que nombra al que ha caído.
Sombras.
Sombras de un septiembre
que cruelmente fue mordido
por el toro de la muerte,
de victorioso mugido.
Sombras.
Sombras de cobardes,
las que deja el asesino
tras un torrente de sangre
sobre un asfalto de olvido.
Sombras.
Sombra en mi poema
que perdió todo su brillo,
que cesó de hablar de amores
y de campos de tomillo.
Hoy mi verso no va al alba
ni a un atardecer tranquilo,
ni a las rojas amapolas
que crecen junto a los trigos,
ni a la luna de verano
que azulea a los olivos.
Hoy mi verso se me pudre
en todo mi ser partido.
Se fragmenta en la alborada
igual que el carbón molido,
ennegreciéndome el alma
de horrorosos inquilinos.
Sombras, sombras, sombras...

Fuengirola, 18 de septiembre de 2001.

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