lunes, 11 de octubre de 2010

TU NOMBRE YO GUARDABA

Tu nombre yo guardaba
en la sima de mi oído.
no lloraba ni reía,
solamente se moría
como mueren los caminos,
como un fuego que se extingue,
como un parque sin chiquillos,
como un eco enamorado
que se aleja hacia el olvido
dejando el corazón sin pulso,
desangrado y demolido.
 
Tu nombre yo lo guardaba,
pero estaba tan dormido,
tan endeble se encontraba,
tan pretérito y perdido
que un día quise llamarte
y me quedé enmudecido.
En silencio quedó mi boca,
ni una frase, ni un suspiro
que atravesara mis labios
marchitados por tu frío.
Ni un hilo de voz tan sólo
que me trajera el brillo
del cielo de tus ojos.
De nuevo surgió el olvido.
Eres como un río sin agua,
como una noche sin grillos,
como la memoria de un muerto
que yace sin un latido.
 
Tu nombre yo lo guardaba,
mas no sé dónde se ha ido.
Quizás se encuentre vagando
buscando a un desconocido
con flores en las palabras
y estrellas en los bolsillos.
 
Tu nombre ya no lo guardo
en la sima de mi oído.
Se lo ha llevado el viento
en las alas del hastío.
 
Fuengirola, 2 de mayo de 2002.

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