viernes, 29 de octubre de 2010

TU BIEN, TU PAN Y TU VINO

¿De qué me sirven las horas
si no las gasto contigo?
¿De que me sirve mi boca
si no oyes lo que digo,
si no escuchas mis tequieros...?
Hoy mi verbo ha enmudecido
lo mismo que una calandria
deshauciada de su nido.
Quiero musitar a solas
que sin ti yo estoy perdido,
que sin tu voz me ensordezco,
se me pierden mis latidos
en un túnel tenebroso,
en una sima de olvido.
¡Oh, cuando me dé de cara
con tus besos, que adivino
como el frescor en el aire
del recién cortado trigo...!
¡Oh, tu mirada en la mía,
clavada como un cuchillo...
mi sonrisa que te embriaga
y te llena de suspiros...
la tuya que me provoca,
que me deja el alma en vilo...
que distorsiona mis penas
y enaltece mis sentidos...!
¿De qué me sirven mis horas,
si no las vivo contigo?
¿De qué, este amor sin caricias?
¡Tu presencia es lo que pido!
Noches de lluvia y fuego
hundiéndome a tu abrigo,
al cobijo de tu pecho,
a tus manos que bendigo
cada vez que me acarician...
sin conocerte, ya lo vivo.
Quiero ser tu sombra eterna
y la luz de tus caminos.
Quiero ser brisa en la tarde,
tu bien, tu pan y tu vino.

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