lunes, 11 de octubre de 2010

TODO YO SE ESTÁ IMPREGNANDO

Todo yo se está impregnando
de tu savia, de ti entera,
de tu Sevilla del alma,
de tus calles, de tu cielo,
del pueblo que te dio el ser,
que me hace soñar, sin verlo,
con su Plaza de Belén
y sus reuniones de viejos.

Todo yo se está impregnando
del Guadiamar, de sus cerros,
de su ladera inclinada,
cuna de abrevaderos.

Eres mi arroyo Alcarayón
que mima al mar con sus besos
y en las marismas te adentras
lo mismo que un toro nuevo.

Oh, cómo quiero tu sustancia,
cómo lo estoy queriendo.
Cómo agoto mis instantes,
cómo se van mis momentos.
Cómo pronuncio tu nombre
dormido como despierto,
en mi lecho de amargura
sintiéndote, amor, tan lejos.

Todo yo se está impregnando
de tu voz y de tu aliento,
de tus miradas perpetuas,
de tus gozos y lamentos,
de tus suspiros de menta,
de lo certero en tu verbo,
de tu saber lo que quieres,
de tu atención a mis versos.

Yo quiero estar engarzado
al rubí que hay en tu pecho,
latir contigo en la vida,
sentir tu amparo al acecho,
llorar tu pena y mi pena,
estar dentro de tus rezos,
andar contigo un camino
de espinas y rosas hecho,
mostrarte mi vida entera
y la sal de mis tequieros,
llegar contigo a la meta,
tú muy vieja y yo muy viejo,
apagar nuestra candela
con nuestro último beso.

Fuengirola, marzo de 2007.

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