lunes, 11 de octubre de 2010

LA COSECHA DE TUS MANOS

Ya es tarde para volver,
quedémonos como estamos,
tú, con tu corazón de Judas,
yo, con el mío destrozado,
destrozado por tu culpa,
destrozado por engaños
de ausencias clandestinas
y acechos de nuevos brazos,
sin pensar un sólo instante
que me dejabas sangrando,
sin un asomo de vida
en mi pulso envenenado.
Hoy me pides que lo olvide,
que yo regrese a tu lado.
Pretendes mi antención de antes,
pero de ti ya me he curado,
aunque aún me sangra la herida
que me hiciste en el costado.
Ahora quieres que te atienda,
que me olvide del pasado,
que de nuevo sea tu sombra,
aquel perro amaestrado.
No, ahora bébete ese cieno
que destila tu pecado,
quédate en tu casa sola
con tu amargura y tu llanto.
Es el trigo que segaste,
la cosecha de tus manos.
No me recuerdes siquiera.
Para ti ya me enterraron.
Déjame seguir viviendo
en esta casa, soñando
con un nuevo amanecer
de amores nuevos y blancos.

Fuengirola, 19 de mayo de 2002

No hay comentarios: