martes, 12 de octubre de 2010

ESPERÁNDOTE EN LA NOCHE



Las últimas luces
se desvanecen en la mañana.
El repartidor de periódicos
ya empieza su andadura en la ciudad.
Los panaderos ya comienzan
a apagar sus hornos
y las vendedoras de amor
se van a tomar café con leche
en la barra de un bar.
Los despertadores están a punto
de explotar en las mesillas de noche
y sobresaltar a bellos durmientes.
Aún se ve a algún joven regresando a casa.
Todo huele a madrugada.
La noche destiló las miserias del día anterior.
El silencio mora en las calles,
en las fuentes sin agua,
en las casas cerradas a cal y canto.
Una luz que otra -como luciérnagas estáticas-
da forma al rectángulo de alguna ventana
adherida al insomnio de alguien.
Me asomo en la oscuridad y veo los puentes,
las aceras vacías, el silencio imponente
que enloquece mis oídos de aquel tequiero tuyo
sin palabra alguna.
Suspiro profundamente, sonrío,
y siento cómo la corriente del río
deja helado mi rostro.
Dentro de unas horas esta expectativa de tenerte
dejará de ser.
Y entonces los besos de mi boca
llenará la tuya de desmedida,
de mi pasión creciente,
de mi saberte amar como nunca lo hice antes.
Y crecerá en nuestros cuerpos
el sangrante latido de tu éxtasis y el mío
y querré volverme loco,
y querrás gritar sin fuerzas,
y la alcoba entera arderá en vivas llamas
no apagándose nunca el rescoldo
entre las horas y el descanso.
Despertarás y me continuarás amando
y yo sonreiré sin abrir los ojos
y en silencio te sabré amar.
Ahora la expectativa de tenerte
va de puntillas por el suelo
y no me deja dormir.
Cuando sacíes mi oído y mi piel...
Cuando de noche te acerques a mí
y me beses el cuello...
Cuando creas que duermo
y te atrevas a decirme
todo lo que no me dices despierto...
podré decirme en mis adentros
que amo tu voz, tu aroma y tus manos
que me recorren entero.
Y por fin sabré cantar
la canción nueva que andaba buscando,
esa melodía que alguien compuso para nosotros.
El sol está naciendo en el Este
y la noche continúa viva.
Cuando esté el mediodía establecido
y tus pasos caminen por la estación
ansiosos de hallarme en casa
yo te estaré esperando, amor.
Y se me habrá olvidado  todo esto.
Porque contigo sólo sé que soy por ti.
Cuando mis besos besen tus besos
y mis caricias acaricien tus caricias
podremos por fin sentir
el sentido sempiterno de la vida.

Fuengirola, 31 de octubre de 2009

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