martes, 12 de octubre de 2010

ESA ACERA INTERMINABLE

Cómo puede mi alma entera estar anclada
en el fondo de este mar que me acongoja,
que sumerge mi alegría y mi alborada
en la noche más oscura y tenebrosa.

Cómo puede estar mi alma masacrada
con cuchillos afilados que la cortan,
que la dejan sin latido y desangrada
y esparcida por la calle de las sombras.

Tus tequieros tan lejanos la desgarran,
la distancia de tus ojos, de tu boca,
esa acera interminable -que no acaba-
y el dolor eterno y mudo de las horas.

No distingue entre la niebla tu mañana,
sólo sabe pronunciar tu nombre a solas
y hoy se muere en esta fría madrugada
lo mismo que un clavel que se deshoja.

Fuengirola, 25 de noviembre de 2006

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