miércoles, 13 de octubre de 2010

ERES MI CANCIÓN FAVORITA

    Eres mi canción favorita, me encanta tararearte y tener en mi garganta ese estribillo tuyo tan pegadizo. Me gusta tu melodía de tequieros, tu manera de aparentar música de ambiente cuando me estás observando sin yo darme cuenta, y que cuando te miro, cambias de nota y de ritmo y te me vuelves alegre como un merengue dominicano.
    A veces, cuando te veo dormir tu melodía es como un adagio y se me antoja estar amándote en un viejo palacio con estucos en la maravillosa Venecia, con las ventanas abiertas y entrando en nuestro cuarto San Giorgio maggiore o la Giudecca con ese fría brisa que trae siempre el Gran Canal, con el ruido de sus vaporettos. Sí, te me vuelves adagio, pero cuando despiertas... oh, cuando despiertas eres Strauss y me sacas de la cama para bailar como dos locos por toda la casa... aunque luego te apaciguas y te conviertes en Antonio Vivaldi, un gran veneciano que llenó de música la iglesia de la Pietá, siendo él maestro de las niñas que habían allí hospiciadas.
    Aún hoy los lunes y los martes se dan conciertos de su música, me encanta ir allí y oir por ejemplo un dueto a violín de su música, pero la que tú me ofreces, es tan fantástica que nunca tiene comienzo ni tiene final, es desde siempre hasta siempre, es infinita, como el universo, como las matemáticas, como las mismas notas musicales, que con sólo ocho notas la de sinfonías que se han escrito y las que se continúan componiendo...
    Tú eres mi canción favorita, cuando nos vamos a dormir eres una nana vidalita, cantada con la ternura más acentuada.

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