martes, 12 de octubre de 2010

ENCANTADO DE LA VIDA

    Ella es esa llama que nunca quisiéramos ver apagada, pero que, indeleblemente, por mucha leña que tratemos de echarle para avivarla, va extinguiéndose con crueldad, axfisiada en nuestro arduo empeño de seguir conservándola.
     Sin ella no somos nada. Antes de poseerla, sólo somos un deseo de nuestros progenitores, de tenernos o no entre sus brazos.
     Cuando se nos escapa de las manos, llegamos a convertirnos en un recuerdo entrañable o amargo dependiendo de cómo hayamos obrado-.
     Durante su transcurso sobre nosotros puede hacernos inmensamente felices o inaguantablemente desdichados.
     Es el don más valioso que se nos ha concedido. Es el tesoro, la gema, el diamante más preciado de todos.
     En nuestra mano está el que en un futuro la podamos seguir conservando durante infinitas eternidades o el que se nos haga carecer de ella.
     Desgraciadamente, muchos la desaprovechan y prescienden de ella prematuramente o bien pasan por ella de una manera apática, sin apreciar realmente que lo que poseen es el haber más maravilloso que existe.
     No es verdad el que todos los años, o meses, o días que hayamos logrado poseerla están escritos en un libro imaginario llamado "Destino", que los mismos hombres se han inventado. No. Todo lo que nos ocurra cuando ella forma parte de nosotros está a expensas al suceso imprevisto y de nuestra mismísima voluntad -sin olvidarnos nunca de que, el Dador de ella también posee un control ilimitado-.
     Esa cosa tan preciada es nada más y nada menos que la Vida -sí, esa caricia que se introduce en nuestros pulmones y que aviva nuestro corazón en un sin fin de latidos.


  

No hay comentarios: