martes, 12 de octubre de 2010

ELEGÍA A UN RECUERDO (a mi hermano)

Envuelto en la noche clara
tu cuerpo tendido quedó.
Cien relámpagos de muerte
se clavaron en tu corazón.
Una mujer, a lo lejos,
gritó desde su balcón.
Tú quedaste sin espíritu,
sin aliento, sin dolor.
Eran vísperas de fiesta,
tú... acallaste el clamor.
Los adornos de la calle
guardaron en un cajón,
y tu cuerpo amanecido,
tan joven como el amor,
marchito quedó en el suelo
como un clavel sin olor.
Las manos de nuestra madre
quedaron diciendo adiós
temblorosas y perdidas
como un niño sin perdón.
Sus pañuelos aún se mojan
derretidos de dolor.
Debajo de su almohada
yacen sin resignación.
La vida que ya no tienes
la vivo con ilusión.
Con la esperanza infinita
de ver tu resurrección.

Fuengirola, 26 de febrero de 1992.

No hay comentarios: