martes, 12 de octubre de 2010

EL DESENGAÑO

Estás pintando de noche
la blancura de tu casa.
Estás cerrando tu puerta
y los visillos de tus ventanas.
Los claveles de tu patio,
los dompedros y la parra
ya se secan lentamente
emponzoñados por tus lágrimas.
Eterno eclipse de negrura
por tu azotea ya baja
dejando sin primavera
su camisa y tus enaguas.
Afuera queda la calle
con reuniones noctámbulas
esperando, crueles, sin duda,
que se te muera la calma.
¡Oh, llanto inútil de tus ojos
que te deja sin pestañas!
¡Oh, brillante puñal de acero
que se clava en tu garganta
marcando surcos de pena
sobre tu pecho de nácar!
Tus manos se han vuelto locas.
¡Sin darte cuenta, te arañas!
Ayer, dos rosas de nieve,
hoy, dos crueles garras de águila.
Espera a que pase la noche.
Espera a que llegue mañana.
No descubras tus silencios,
que la gente te lo aclama.
Yace tierna y tranquila
bajo la piel de tus sábanas,
que tu alcoba se convierta
en un susurro de calma.
El hombre que te dejó
no merece tu almohada.
Perfúmala ahora mismo
con jazmines y albahaca.
Que el olor que te ha manchado
desaparezca de tu alma.
Que mañana abras tu puerta
y los visillos de tus ventanas
y vuelvas a pintar con cal
la fachada de tu casa.

Fuengirola, 2 de julio de 1990.

No hay comentarios: