viernes, 29 de octubre de 2010

DE NADA SIRVE...

Cuando se va el murmullo de los niños
y el azul se vuelve niebla oscura,
creo oír tu voz en mis sentidos
y todo yo soy pena y calentura.
De nada sirve el tiempo que ha pasado
y haber llorado a gritos mi locura.
De nada sirve que hayas olvidado
que traspasaste mi mente con agujas.
Pues sigo aquí dibujando en mis sienes
tus ojos que me miran con ternura,
sin olvidar que un día, de repente,
tu amor murió, mordiendo mi cordura.
Y aquí quedé tan solo como un muerto
en este hoyo que es mi sepultura,
sin un ciprés que dé sombra a mi cuerpo,
ni epitafio con palabras de hermosura.
De nada sirve el tiempo que ha pasado,
ni que el espejo me ofrezca estas arrugas.
De nada sirve que tenga el pelo blanco
o que mis pasos sean rezos de amargura.
De nada sirven, sin tu piel, mis manos.
De nada sirve mi boca sin la tuya.
De nada sirven los pasos de estos años
-laberinto que me pierde en la espesura-
Soy una sombra que se mueve por la casa,
lo mismo que una nube en la llanura.
Soy pañuelo que no seca ya mis lágrimas.
Rostro azul por el beso de la luna.

 

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