martes, 12 de octubre de 2010

DAME LA BLANDURA DE TUS AÑOS

Una ensarta de tequieros
sepultada en mi garganta...
Una caricia perdida
en mi mano, sin tu cara...
Un latido medio muerto
sin el sol de tu mirada...
Mis oídos en silencio
sin el son de tus palabras...
Pero miro al horizonte
y el mar me trae tu savia
y siento cómo las olas
me impregnan de espuma y plata.
Todo yo soy calentura
refrescado por las aguas,
caballo y noches de luna,
candela que me achicharra,
olivo, toro y dehesa,
bravura, impaciencia y calma.
Esta tarde de febrero
se viste de gris y malva.
Tu sonrisa late en mi idea
y sonrío con nostalgia.
Sueño con tus manos, vida,
con tu alma y con mi alma
fusionadas a una sola
amándose hasta el alba,
con esa primera noche,
con aquella madrugada,
con esa tarde sin horas
perdidos en nuestra casa.
Pero llega el desaliento,
caníbal de mis entrañas,
fiera herida que me come
y hasta el corazón me arranca.
Y necesito unos besos
que me sirvan de pomada.
Los tuyos, los tuyos quiero.
Quítame esta puñalada.
Dame la blandura de tus años.
Apacigua mi canción desesperada.
Te daré mi eternidad, mi vida entera.
Te daré mi sangre viva y mi mañana.

Fuengirola, 10 de febrero de 2006

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