lunes, 11 de octubre de 2010

¡CÓMO ME ESCUECE!

Cómo me escuece
la espina de tu verbo herido,
tus horas grises
que van arañando tu alma.
Sientes que todo está perdido,
incluso aquello que llaman esperanza.
Oh, tus noches
sin que esté nadie contigo.
Qué perdido te sientes en tu cama.
Y temes que te venza el sueño
agarrado fuertemente a tu almohada.
No estás solo, soy tu amigo.
Soy pañuelo del veneno de tus lágrimas,
arlequín que te roba una sonrisa,
trapecista que dibuja mil piruetas
de caricias en tus ansias.

11 de enero de 2006

Para ti, querido y recordado Frasco.

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