lunes, 11 de octubre de 2010

AQUELLA MIRADA

No, no la quiero olvidar.
No me quiero olvidar
de aquella mirada tuya
que me escudriñaba entero,
que quería descubrir
lo que a voces te decía mi latido,
lo que cada poro de mi cuerpo anhelaba.

No, no la quiero olvidar,
ni tu voz tan inmensa
como un torrente en invierno,
ni tu sonrisa,
melaza que embadurnó mi boca
de tu sabor, de ti...
Oh, suspiro de mi pecho
que se muere sin poder salir,
que se queda sin la paz de tu presencia.

No, no la quiero olvidar.
Tu mirada fue en mi cielo
el resplandor de la aurora,
ese primer lucero
que aparece en el ocaso.
Fue mil palabras
hacia mí arrojadas,
que me dejaron sin saber qué hacer.
Tu mirada me llevó
a la inmensidad,
al cénit de la vida,
a la cúspide más alta.
Oh, cuánto te amó
mi fragmentado corazón,
el que por tu verbo
volvió de nuevo a tener forma.

No la quiero olvidar.
Aunque no vuelva a verte,
aunque todo parezca que no ocurrió.

Oh, cómo la necesito de nuevo.
Cómo necesito tu mirada
y que te pierdas en la mía
y convirtamos nuestra oscuridad
en un hermoso mediodía.

Oh, tu mirada...
Qué mirada...

Fuenfirola, 27 de agosto de 2004

No hay comentarios: