lunes, 11 de octubre de 2010

ALBORADA DE UN AMOR

El silencio devora mi garganta.
Tú, luna recién nacida,
que flota en el aire de la duda, de mi duda,
ignoras mi ternura reservada.
No lo imaginas siquiera.
Mis miradas evaden las tuyas
para no delatar mi grito enamorado.
Oh, luna recién nacida
que ilumina mis oscuros caminos,
la lobreguez de mi llanto,
mis negras noches.
Cómo reclamo tu voz,
tu sonrisa de mar en calma,
tu presencia que se evapora
como el ocaso,
como ese instante
en que aparece la primera estrella.
Y aquí me tienes,
con el alma dividida en dos,
fragmentado como una rosa
deshojada por el viento
y esparcida sobre ti, luna,
mi luna tierna,
mi recién nacida luna.

Fuengirola, 22 de marzo de 1996

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